La colección de cerámicas

En una atmósfera encantada, entre reflejos y destellos, se encuentran las preciosas colecciones de cerámicas y cristalería.

Estas obras de arte, recopiladas con cuidado y pasión a lo largo del tiempo, tienen una historia única que contar, y captan inevitablemente la mirada atenta de coleccionistas y admiradores que visitan el comedor.

Entre las colecciones de cristalería, destaca un servicio de Baccarat de 1892,
proveniente de tierras lejanas cubanas, de la encantadora ciudad de La Habana, y que ha llegado tras un largo viaje.

El destino guarda sorpresas inesperadas. Un flechazo, un encuentro fortuito, dio lugar a un nuevo capítulo en la historia de estas colecciones.

Otro servicio, esta vez de Meissen, capturó la atención de la anfitriona.

Compuesto por piezas raras, el servicio de Meissen emprendió un largo viaje desde Cuba, trayendo consigo su historia y los colores vibrantes de los dragones que decoran todo el conjunto.

Esta, al igual que otras casas y manufacturas como Capodimonte, Herend y Ginori, ha contribuido a la rica historia de la cerámica y la porcelana en Italia y Europa, influenciando su producción artística a lo largo de los siglos.

Una conexión aún más fuerte se encuentra hoy en las cerámicas Solimene, un arte que resuena con un gusto personal, un llamado a las raíces y los vínculos familiares que trascienden la belleza estética.

Este es el relato de colecciones que se entrelazan como hilos de un tapiz mágico. Es un viaje que cruza el tiempo y el espacio, uniendo culturas, tradiciones e historias personales.

Es un homenaje a la pasión por el arte y al amor por los objetos que cuentan nuestras identidades. Estas colecciones de cerámicas y cristalería son testigos de encuentros fortuitos, de viajes realizados y de lazos que se fortalecen con el tiempo.

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