Una explosión de frescura que encierra la historia de amistades arraigadas en el tiempo y encuentros fortuitos.
Inspirado en el Gordon’s Gin, nació un gin único, influenciado por la frescura del limón de Capri.
Esta bebida destilada en tierras lejanas, impregnada de tradiciones y sabores antiguos, se ha convertido con el tiempo en la apoteosis final, un brindis a la complicidad entre amigos.
El gin perfecto para iniciar una velada, sumergirse en el calor de la amistad y en la alegría de los momentos compartidos.
Era un sabor diferente, una sinfonía de notas que danzaban en el paladar, evocando el encanto de esa isla mágica.
En una noche de verano, entre las aguas brillantes de Capri, nació la idea de compartir una década de experiencias y recuerdos, una celebración de 40 años que merecía algo especial.
Pero la creación del gin no se detuvo solo en el sabor de Capri; se quería capturar el alma misma de la isla, su esencia vibrante y perfumada.
Así, con dedicación y pasión, se recolectaron esencias botánicas de Capri, ingredientes que aportarían un toque único a esta bebida especial.
Era el gin perfecto para comenzar una noche, sumergirse en el calor de la amistad y en la alegría de los momentos compartidos.
Pero no terminó ahí. Al final de aquella noche inolvidable, había una última sorpresa preparada. Un amigo de Oaxaca, de paso por Panamá, hizo una parada en Montalcino, trayendo consigo el tesoro del mezcal y tequilas de origen único e inconfundible. El mezcal se unió al abrazo fraternal que impregnaba el aire, añadiendo un toque de magia a la noche.